Sexo, maternidad e injusticia en Palomas (Mujeres de nadie), que presentan hoy Patricia Barone y Javier González
Año 1989. El tango pasaba una de sus grandes crisis. El promedio de edad de los músicos en actividad superaba los sesenta años. La producción de nuevo repertorio era escasa, más allá del impulso de autores como Héctor Negro, Eladia Blázquez, Chico Novarro, Cacho Castaña y Rubén Juárez. En la escena del tango ya no se acostumbraba a estrenar tangos propios.
Patricia Barone y Javier González se habían conocido un año antes y estaban en pareja. Los dos encontraron puntos en común en la poesía de Silvio Rodríguez y la música de Astor Piazzolla. El guitarrista, arreglador y compositor estaba pasando por una crisis musical, tras incursionar en grupos de fusión, rock y jazz. La cantante, discípula de la compositora Carmen Guzmán, estaba buscando un nuevo repertorio para cantar.
"En el compartir cotidiano con Javier surgió la idea de armar algo juntos. Entonces empecé a buscar obras nuevas y encontré «Ser mina flor de cardo», una letra de Adriana Turquetti. Se la pasé a Javier y compuso el primer tema de nuestro repertorio. Eso fue hace treinta años", memora la cantante y autora Patricia Barone.
Esa primera composición, de 1990, puso las bases para empezar a forjar una estética personal y desarrollar un repertorio de tangos y valses propios en colaboración con distintos poetas, como Raimundo Rosales, María del Mar Estrella y Alejandro Szwarcman. Cuando Patricia Barone y Javier González miraron en retrospectiva todo lo que habían hecho se dieron cuenta de que gran parte de todo ese repertorio nuevo estaba dedicada a la mujer. Así nació el espectáculo Palomas (Mujeres de nadie), que presentarán el lunes 21, a las 21, en la Usina del Arte.
"Este espectáculo resume todo un grupo de canciones donde dimos cuenta de los avances y desafíos de la mujer durante los últimos treinta años. Hablamos de lo femenino, los derechos y sentimientos de las mujer. Queríamos que la mujer pudiera hablar en primera persona en el tango. Siempre se habló de forma negativa o maravillosamente, pero desde una visión masculina. Están los temas de Eladia Blázquez, pero ni siquiera ella se anima a hablar como mujer. Hasta los tangos que cantaba Tita Merello estaban escritos por varones."
El espectáculo está integrado por canciones como "Mina flor de cardo", que habla de una mujer que no quiere que los hombres le cedan el paso; "Pompeya no olvida" cuenta la historia de una niña robada por la última dictadura militar; "Mañana clara" retrata a una mujer que sostiene un comedor popular; "Complicidad" describe el deseo sexual femenino, y "Parto" inaugura la temática de la maternidad en el tango.
"Los hijos no están muy presentes en el tango -dice la autora del tema-. Tampoco el sentimiento de los padres hacia los hijos. Con Javier hicimos este vals donde juego con todos los significados de la palabra parto, el parto de dar a luz y el sentido de partida, cuando los hijos se van de su casa", agrega la cantante.
Una de las canciones más fuerte dentro del repertorio del dúo es "Palomas", que denuncia la violencia de género y que estrenarán en el festival. "El año pasado me sentí atravesada por las marchas en contra de la violencia de género y quise escribir un tango. La canción le habla al tipo que viola y mata. Me llevó mucho tiempo escribir esa letra. No quería un panfleto. Sentía que era necesario que el tango dejara testimonio de lo que está pasando con los femicidios y lo que vivimos las mujeres en esta sociedad."
Agenda
A las 18
La pianista Polly Ferman presenta Glamour Tango. El tango hecho mujer, en Usina del Arte (A. Caffarena 1)
A las 21
Diego Schissi Quinteto y Lautaro y Emiliano Grecco Septeto, en Teatro Monteviejo, Lavalle 3177.
Publicado hoy en Diario La Nación
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