El erotismo en la vejez ha sido y es una temática poco abordada
desde el punto de vista cultural, histórico y político. La marca actual es la
del silencio, un discurso que intenta decir pero oculta. Casi como si pasada
cierta edad, el deseo, el enamoramiento o las ganas de estar con otra persona
desapareciera en forma natural, como si debiera retirarse como cuando uno se
jubila. El erotismo en la edad avanzada no es burdo, puede ser muy placentero,
realizador y aunque parezca algo extraño, revitalizador. Si el deseo sexual
está, no habría motivos para no darle lugar, a no ser por alguna cuestión de
principios personales.
Más allá de lo que el imaginario social tiene como representación
sobre lo “bueno” o lo “malo” de los deseos sexuales en las personas mayores, lo que importa es lo que ellos
sientan, piensen y vivencien. Lo lindo es poder escuchar en las clases de los
Talleres de Periodismo para Adultos Mayores que se dan en la Facultad de
Periodismo y Comunicación Social como se acuerdan de sus experiencias sexuales y
cómo a más de uno que no está en pareja les gustaría poder compartir aunque sea
un rato de sus tiempos con otra persona. Sobre todo aquellos que hace mucho se
encuentran solos. Cuando alguien llega a determinada edad y considera que su
vida sexual ha llegado a su caducidad, sólo es por la idea que tiene de sí
mismo.
Es recurrente querer sancionar la edad sexual en los mayores con
una excusa mal fundada: Según los especialistas afirman que hay una creencia
social de que “Les puede causar algún tipo de daño” o “puede un orgasmo inducir
a un ataque cardíaco”. Los datos estadísticos no revelan esto porque es más
factible morir conduciendo un automóvil. Lo que sí puede aparecer es que debido
a cierta medicación específica o algunas enfermedades interfieran encontrarse
con la sexualidad. Creer que la menopausia es motivo para retirarse de esa
práctica es otro de los mitos. A razón de este tema es como también ha crecido
el índice de contagios de sida entre este sector de la sociedad, dado que las
mujeres no se cuidan porque ya no corren el riesgo de quedar embarazadas y los
hombres no se cuidan porque creen que no se van a contagiar de nada.
Es así que yo me pregunto y los invito a reflexionar… ¿Cómo se
puede atravesar este imaginario social tan consistente y arraigado? ¿Cómo no
quedar atrapado en un concepto sobre lo que debe, puede y necesita un sujeto
mayor? ¿Cómo no cargar con el estigma de la asexualidad atribuidas a la vejez?
El posible fracaso en tales encuentros amorosos pueden ser por causas
múltiples, ante todo hay una historia personal que pueden determinar tales
limitaciones. Cabe preguntarse por la presencia de uno ante el deseo y de la
magnitud que tendrá el mismo para seguir viviendo la vida. Si el amor no tiene
edad, el erotismo tampoco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario