Cuando se arruga la piel y el cansancio de navegar por los años se
refleja en los párpados, cuando la curva de la vida comienza a declinarse,
miran hacia atrás y ven un largo camino recorrido, piensan que están cerca.
Cuando notan que el pelo está gris, que de repente la música está
muy alta y que en sus manos el tiempo ha comenzado a dejar indiscutibles
huellas de su paso, suponen que han llegado.
Llegar a ser personas mayores puede significar el fin de algunas
cosas pero también la renovación o el comienzo de muchas otras…
Se puede decir que la palabra amor se asocia a juventud… Y acaso
¿no se ama también en la mal llamada tercera edad? ¿No es posible enamorarse
como un adolescente a los sesenta, setenta o cualquier edad y sentir
cosquilleos en el estómago ante la presencia de la persona amada?
En la cama, los tabúes pesan más que los años y en las diferentes
culturas se nota cuanto han aprendido los viejos sobre este tema. Sin embargo,
aseguran que los mayores del siglo XXI, disfrutan más del sexo que sus padres,
aunque todavía haya quienes no tienen esa formación.
En un bar de la ciudad de La Plata nos juntamos con Susana y
Adriana. Las dos tienen nombres de actrices y también lo son en la vida real.
Susana es una mujer de aproximadamente sesenta años como Adriana, tiene el pelo
no muy largo de color rubio, es gordita y de mediana estatura. Su espíritu es
inquieto, alegre, siempre es de hacer chistes. En el rostro de Adriana se nota
más el paso del tiempo por los caminos trazados que se encuentran en él. Su
cabello es de color rojo, es más seria, pero cuando empezamos a hablar se puso
a la par de Susana.
Adriana enciende un cigarrillo y cuando le pregunto si existe el
amor en los mayores dijo, “haber debe haber, yo en este momento estoy sola”
En ese momento las tres nos empezamos a reír y Susana dijo “yo
creo que el amor existe, pero a esta edad la mayoría de la gente piensa que
amor va relacionado con genitalidad, sin embargo son dos cosas distintas”.
En la actualidad, Susana sigue con su marido, pero Adriana es
viuda. Susana da clases de educación sexual en escuelas y centros de salud
carenciados, Adriana trabajó toda su vida fuera y dentro de su hogar, en la
actualidad se encuentra sola porque sus hijos ya son grandes. Ambas continúan
haciendo cursos y talleres porque sienten que necesitan continuar aprendiendo.
A nivel mundial, las diferentes sociedades y culturas siguen
creyendo que los viejos son asexuados, este concepto viene relacionado con el
tema de que cuando llegan a una edad determinada para jubilarse, en el caso de
los hombres y el síndrome de nido vacío en la mujer, porque se la asocia a ella
como ama de casa y quien está para atender las tareas del hogar, es cuando se
empieza a formular la idea de que al no tener actividad social de esa índole
también dejan de ser activos sexualmente, dijo Ricardo Iacub, psicólogo y
psicoanalista y escritor del libro “Erotismo y vejez”.
Susana decía que a esta edad no solo tiene que ver con la
genitalidad, sino que el sexo pasa por tomarse de la mano en una plaza, besarse
o compartir un momento libre, dado que a esa edad como cuando se era más joven
también se sentía por dentro todo esto de querer ver al ser amado. El deseo
está presente aunque no se hable de eso.
Cuando hablamos de amor en los adultos mayores, tendemos a
confundir con el hecho sexual. El amor en los mayores es palpable, se sienten
más sensibles aunque no débiles, les gusta el romanticismo. Así como recuerdan
el primer amor, también revelan si tuvieron más parejas antes de aquella con la
que decidieron formar una familia.
Actualmente este tema del amor también nos lleva a la parte de
mayor importancia en lo que respecta a la salud. Es justamente en esta edad que
las personas de más edad creen que porque son viejos no les va a pasar más nada
y según un informe del Ministerio de Salud de la Nación, publicado en el diario
Popular, dice que son mayores los índices de adultos mayores en contraer el VIH
en estos últimos años por no usar el preservativo. Esta alza se debe a que hubo
mejoras en las estadísticas, los medicamentos antirretrovirales prolongaron la
expectativa de vida de las personas infectadas en la juventud, el uso de
fármacos mejoró la vida sexual y no hay campañas de prevención de enfermedades
de transmisión sexual.
El problema es que no se piensa el VIH en los mayores y ellos no
piensan que lo puedan contraer, remarcó Andrea Cassi, médica geriátrica.
En momentos en que los mayores se sienten solos, sin cariño de su
familia o han quedado sin pareja, es cuando al presentarse una persona que les
atrae y con quienes tienen tiempo de compartir salidas, paseos, caminatas o
unos mates por la mañana pueden llegar a enamorarse.
Encontrar una nueva compañía y volver a enamorarse a esta edad es
posible, como cuando se es joven, por más que sus cuerpos empiecen a
relentizarse, siempre va a estar presente ese motorcito que se mantiene activo,
que nos permita soñar y sentirnos plenamente felices de poder compartir con
otro las pequeñas cosas de todos los días.