Más de un 27 por ciento de las abuelas tiene como responsabilidad el cuidado de nietos, según datos de Indec. Algunas lo disfrutan, otras no: quieren tener tiempo también para sus actividades.
El 27,1 por ciento de las mujeres adultas mayores en Argentina cuida habitualmente de niños del entorno familiar o cercano sin percibir remuneración, según datos de
la Encuesta Nacional de Calidad de Vida de los Adultos Mayores (ENCaViAM) publicada por el Indec, lo que demuestra que este segmento poblacional realiza un aporte a la economía que se encuentra naturalizado e invisible, según la interpretación que hicieron desde el Centro de Promoción del Adulto Mayor (Cepram)
Según el estudio nacional, que indagó a 4.656 mayores, el 27,1% de las adultas mayores cuida habitualmente a un niño del entorno familiar o cercano sin percibir remuneración, pero el porcentaje asciende al 34% si se realiza un recorte en las respuestas de las mujeres entre 60 y 74 años. Aunque en menor medida, los varones mayores también realizan tareas de cuidado, ya que el 17,8% de los entrevistados también respondió que cuida habitualmente de un niño de su entorno familiar o cercano sin remuneración.
El dato fue utilizado por el Cepram para plantear la discusión: ¿los abuelos quieren cuidar a sus nietos o lo viven como una carga?
"Hoy la tercera edHoy la tercera edad se transita de otra manera, los adultos disfrutan, o al menos lo intentan, de su libertad, su tiempotiempo libre y su dinero. Buscan contactos con sus pares y participan activamente de cursos, talleres, viajes y reuni viajes y reuniones de amigos. Cuidar nietos de manera obligatoria es para la mayoría de los abuelos, una carga", plantea el instituto.
"Son modernos, aggiornados, activos e independientes, ejercen su rol con alegría privilegiando su tiempo libre por sobre sus obligaciones. Su vida no gira en torno de sus nietos, sino en paralelo. Incluso algunos se animan a decir 'no' ante un pedido para cuidar a los pequeños si es que se superpone con alguna de sus múltiples actividades", dicen.
Julieta, una alumna del Cepram, abuela de 69 años, contó: “Mi hija me dejó a los chicos desde que nació el primero hasta ahora, que ya tiene 3, y la verdad que al principio me era placentero, pero hoy, que estoy más grande, que tengo tiempo y mi dinero para hacer algo diferente, me veo en la obligación de cuidarlos de lunes a viernes en un horario determinado. Sé que mi hija trabaja y el gasto en una guardería es grande, pero estoy realmente cansada y no sé cómo poner un límite sin que se ofenda”.
Carmen lo vive distinto, dice disfrutar de esta responsabilidad: “Yo me organizo en función de lo que necesitan los nietos, ubico mis cosas de acuerdo a lo que necesitan. Yo siempre puedo, y no me es una carga; yo disfruto de mis nietos, de organizar mi vida de acuerdo a lo que precisan”
El médico Andrés Urrutia, gerontólogo y director del Cepram, asegura que “es bastante lógico que supongamos que los abuelos van a cuidar a sus nietos como nadie, y es muy de Sudamérica esta entrega del cuidado a los abuelos de nuestros propios hijos. La realidad de ser abuelos es un hecho muy beneficioso, porque cuidan y disfrutan a sus nietos, pero sin excederse, porque ellos hoy tienen una vida más activa, más plena y establecen relaciones más placenteras, relajadas y desestructuradas de mandatos sociales y pautas de crianza”.
“Los nietos son para los abuelos una fuente de satisfacción, sin tener obligaciones de crianza, sino solo el placer de mimarlos. De los nietos reciben diversión y amor. Es una relación de entrega absoluta por parte del abuelo, son una fuente de amor incondicional”, explica Urrutia.
Pero pasa que hoy muchos abuelos son un eslabón esencial en muchas familias –tanto a nivel social como económico– y por ende, muchos sienten la sensación de tener que cubrir las ausencias de algunos padres y madres con escaso tiempo para el cuidado de los hijos.
"De todas maneras muchos abuelos aceptan el este papel de cuidadores en la mayoría de los casos como una responsabilidad, aunque diferencian cuando se trata de ayudar a los hijos por necesidad, porque no tienen otra opción, de cuando los hijos se provechan de abuelos para disfrutar de tiempo libre a su costa", señala el informe.
Las justificaciones que tienen los padres para acudir a los abuelos son muchas, más allá de las económicas. Cuando son pequeños, porque se desconfía de las guarderías o de dejarlos “con extraños”, y cuando tienen doce o trece años porque algunas tardes no tienen clase y son mayores para ir al jardín pero aún pequeños para estar solos. Y a medida que el niño crece, los abuelos envejecen, y con los años acumulan nietos y carga, pero muchos no se atreven a plantarse y lo sobrellevan con resignación.
"Algunos abuelos se animan a decir no, marcan su territorio, plantean que no quieren tener la responsabilidad absoluta de cuidar a sus nietos, no sólo para tener tiempo libre, sino también para no sufrir después cuando los nietos crecen", dice el Cepram.
“Yo siempre trabaje mucho, era directora de escuela y mis hijos me vieron correr, a ellos los cuidé siempre pero cuando nacieron mis nietos yo seguía trabajando, por lo cual mis nietos tuvieron niñera. Yo destino mi tiempo como me parece; a mi nieto lo veo cuando yo quiero ir a buscarlo o disfrutarlo o cuando él quiere venir a casa”, contó, a su vez, Liliana, de 71 años.
Susana, de 63, contó cuál es su rol: “Yo los cuido cuando los papás quieren salir de noche, solo porque es eventual, pero ellos organizaron la diaria con sus recursos, con lo cual es un placer cuidar a los nietos. Pero tengo a una amiga para quien el cuidado de los nietos es una carga, y cuando le reprocha el hijo le dice, vos hacías lo mismo con la abuela ahora yo te dejo los míos. Las cosas cambiaron y nosotros queremos disfrutar también de nuestro tiempo”.
Hay un tipo de hijo que piensan que hacen un favor a sus padres dándoles ocupaciones para su tiempo, ya sea recoger al niño del colegio, darle de comer o hacer algún trámite. Ese es un estereotipo falso, porque hoy las personas mayores son activas, llegan a la jubilación bien de salud y con proyectos para hacer. Esto no sirve, según entiende Urrutia, para cambiar el modelo de relación y pasar a un esquema más rico tanto para abuelos como para nietos: “En una relación sana es muy probable que los abuelos siembren una semilla de la vejez en sus nietos, quitándole el componente trágico al envejecimiento y revalorizando el valor de la vida. Porque para los abuelos la prolongación de la vida es un privilegio que se disfruta día a día, ellos dan amor, afecto y satisfacción. Ofrecen un amor incondicional, pues no tienen las obligaciones derivadas de educar como los padres”.
Cepram ofrece talleres y cursos para adultos mayores y promueve una vida activa y en relación para que la etapa de la vejez no sea solitaria ni aburrida.